EL ESPIONAJE FEMENINO EN LA
REVOLUCION MEXICANA.
MUJERES, CARABINAS Y SUEÑOS.
“Por la paz y las mujeres.
Que han decidió romper,
El silencio y ya no ser esclavas de los
deberes.
Canten pájaros y vuelen como un
puño de maíz fresco,
Que yo esparciendo amanezco, sobre
surcos que hoy nos duelen.
Que los Dioses nos revelen sus
enigmáticos seres,
Para descifrar ayeres y conjurar el
dolor,
Que sea mi verso una flor,
Por la paz y las mujeres.”[1]
INTRODUCCION
“Desde la
antigüedad hasta hoy, las féminas han formado parte del amplio universo de los
servicios secretos, animadas por los más
diversos motivos, patriotismo o defensa de unos ideales políticos o sociales,
ansia de aventura, amor, o sed de venganza, miedo dinero y afán de poder.
Algunas ejercieron como agentes secretas en situaciones puntuales, otras se
mantuvieron en la clandestinidad durante décadas.”[2]
La
revolución mexicana, no solo fue uno de los movimientos masivos más importantes
que enmarcaron un cambio social, político, ideológico y material dentro de
nuestra historia, sino que además, encumbraron la identidad de nuestra patria
sometida a diferentes injusticias raciales, étnicas y de género.
Es
así, como durante la revolución se renueva en nuestro país, el espionaje, que
ya se encontraba dentro de las filas porfiristas, pero que ahora con los nuevos
cambios sociales, pasaría a ser parte importante de las haciendas y de las
causas revolucionarias. Por tanto, “El espionaje, tan antiguo como el ser
humano, innato tanto a hombres como
mujeres,”[3]
es protagonista de nuestra historia y con el de nuestros hombres y mujeres atentos a los cambios sociales y políticos de
1910.
Estos
cambios, comparados por algunos historiadores, como cambios tan importantes
como los que se dieron en la segunda guerra mundial por los grupos opositores
de esta, en donde la participación de las
mujeres espías fue relevantes y
quienes no solo se encargaban de
sabotear a los alemanes, otro caso similar es el de la revolución francesa, en
la cual también participaron mujeres espías que contribuyeron dramáticamente en
la guerra de la bastilla.
Mientras
que en nuestro caso, los papeles
fundamentales que desempeñaron las mujeres revolucionarias que contribuyeron a
participar activamente en las causas y compromisos de la revolución, estuvieron
dividida en dos grandes grupos, las mujeres que participaban dentro del
espionaje revolucionario, y las mujeres de clase acomodada que se oponías, es
por esto que las mujeres “preparadas
y educadas en las escuelas normales y vocacionales, e influenciadas por el
incipiente movimiento feminista del porfiriato, se involucraron en la lucha
durante varias fases. Un número mucho mayor de mujeres de clase baja, urbana y
rural, se vio obligada a participar en la guerra y no tuvo otra opción más que
hacerlo activamente, en especial en los aspectos militares de la misma.”[4]
Es por ello, importante rescatar a los tipos de mujeres que se gestaron en la
revolución mexicana, tales como las soldaderas, las rieleras, las Adelitas,
etcétera y dentro de estas la importancia de las mujeres espías en el combate
revolucionario. Hasta aquí, nos damos
cuenta, de la importancia de las mujeres
en la historia general mexicana, quienes han jugado un papel imprescindible
para el robo de información, durante la
revolución mexicana y en todos los momentos históricos de transformación
social, como lo fue en la independencia con mujeres como: Gertrudis Bocanegra,
Doña Josefa Ortiz de Domínguez, o Leona Vicario quienes jugaron un papel de
espionaje imprescindible para aquel momento histórico de 1810. Es por ello, que la figura de las mujeres
espías en la revolución no podría ser la acepción, las mujeres jugaban un papel
muy peligroso de espionaje y contraespionaje que está plasmado en gran parte de
nuestro cine mexicano de oro, en donde Pedro Armendáris y María Félix lograron
representar en gran medida este emblemático ser de las mujeres revolucionarias,
al igual que otras películas y cortometrajes en donde nos muestran el labor de
las mujeres revolucionarios no solo como un icono de la libertad e igualdad que
perseguían las mujeres de 1910, sino de igual forma de su valor como espías.
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Según el investigador Flores Muro,
Ignacio, en su libro la verdadera Juana Gallo,
“mujer que llevaba el nombre de Ángela Ramos Aguilar debe más su fama a su
mote, que a sus hechos. Fue en los tiempos de su educación primaria cuando el
cura don José Eugenio Narváez la bautizó con el mote de Juana Gallo, debido a
que ya destacaba por bravucona y peleonera, lo que tenía ya impacientado al
religioso; por ello, al descalabrar a un compañerito de un pizarra en la
cabeza, el cura, harto ya de sus riñas frecuentes, para llamarla al orden, le
gritó: "Aplácate, Juana Gallo". Dice Flores Muro que lo de Juana fue
por lo común del nombre, y lo de Gallo, por lo brava. Lo cierto es que a partir
de ese momento, el apodo de Juana Gallo marcó para siempre la vida de Ángela Ramos
Aguilar, y dio lugar a una de las más grandes mentiras y farsas del cine
mexicano, estelarizada por María Félix, la actriz que siempre se caracterizó
por arquear la ceja de manera arrogante y por su soberbia.[5] Mito
o realidad, las mujeres tuvieron en la
revolución un papel importante y como el caso de Juana Gallo, es preciso investigar la identidad de
nuestras mujeres revolucionarias para no caer en estos errores o supuestos
históricos, así y bajo estos hechos damos comienzo a nuestro ensayo.
EL ESPIONAJE FEMENINO EN LA
REVOLUCION MEXICANA.
Primera parte las familias en la
revolución.
|
Comenzaremos abordando
en este ensayo, la importancia de la
familia y de las mujeres dentro de la familia a finales del porfiriato e
inicios de la revolución de 1910, para poder con ello entender mejor el
espionaje que se vivía dentro y fuera de las familias tanto en sus clases
sociales altas, media, bajas y
proletarias sucintadas por la modernización porfirista en las fabricas
y el desarrollo de estas en las
haciendas, en donde los finqueros, eran los que explotaban a los indígenas y
campesinas.
Durante este
periodo, el espionaje comenzó a lustrar sus zapatos de
charol, para convertirse en lustros de huaraches de cuero y de pies descalzos y
en donde nos encontramos con que el espionajes es intrínseco a la historia de
la humanidad y finca su sustento en las mujeres, por algo muy conocido hoy y
que nos remite a hablar del chisme, ya que si alguien son buenas para la
trasmisión, ocultamiento, y determinar de ¿Cuándo? ¿Cómo? y ¿Con quien hablar? Para trasmitir
esa información son las mujeres.
Esto, tal vez está determinado por que las
mujeres gozan de mayor elocuencia que los hombre, o como nos dice Laura
manzanera es porque “desde la antigüedad
hasta hoy, las féminas han formado parte del amplio universo de los servicios
secretos, animadas por los más diversos motivos: patriotismo o defensa de unos
ideales políticos o sociales, ansia de aventura, amor o sed de venganza, miedo,
dinero y afán de pode”[6]
estos ingredientes, sino es que todos, posibilitaron en gran parte el triunfo revolucionario.
Así bien, ya a finales del porfiriato, se
incubar una serie de intrigas que se darían dentro del mismo gobierno,
impulsadas por el descontento social, por la tiranía y los años de
reeleccionismo del gobierno del general Porfirio Díaz, tanto en las clases
acomodadas como en las haciendas y llegando a los oídos de los obreros y los
peones, el porfiriato había de terminar, sin embargo y aunque el fin del
porfiriato estaba en la vox populi tanto
masculina como femenina, las ideas de los gobernantes de aquel periodo que se
encontraban en el poder, negaban esta idea, ya casi popular y difundía en las
empresas mismas que determinaron cuando entro en conflicto armado México
retirar sus divisa (la gran mayoría extranjeras) dejando a México a merced de
su destino.
Con
el inicio de la revolución mexicana de
1910 y con el plan de San Luis promulgado por Francisco I Madero, se dio el primer paso a la libertad
en contra de la esclavitud, sin embargo en gran parte del país los hacendados
continuaban en muchos pueblos determinando el derecho de pernada entre los
campesinos, quienes cada vez más se oponían a determinadas leyes de represión y
esclavismo. Como no lo muestra el escritor B Traven en la rebelión de los
colgados, en donde es clara la visión de los horrores que se Vivian en las
enequeneras y el despojo que hacían los finqueros a los indígenas y campesino.
B Traven nos muestra en su libro la historia de una familia tzotzil, pero esas condiciones de marginación y
explotación no era diferente para las demás haciendas que se encontraban en
todo México, los terratenientes se oponían a la libertad y embaucaban a los
campesinos en los abusos que se cometían en las tiendas de raya, embriagándolos
con bebidas de baja calidad y robándoles lo que ganaban.
Las
mujeres, al igual que los hombres sufrían los abusos de los hacendados, y los
que no se encontraban trabajando para las haciendas, eran pobres y vivían
condiciones marginales, mientras que eran unos cuantos los que Vivian los lujos
y beneficios del porfiriato, si bien, para muchos historiadores, el porfiriato
enmarco al inicio los avances tecnológicos e industriales que nuestro país
necesitaba después de los años de enfrentamiento, la paz porfirista culminaría
en un régimen autoritario y de abusos esclavistas que fundamentaros su
decadencia, lo cierto es que si demeritar los hechos y avances porfiristas de
la primera parte del gobierno de Díaz, los últimos años, el gobierno en general
se descompuso, el abuso del poder en los distintos estados y ranchos fuera y
dentro de la capital fue inminente, tal es el caso de las haciendas que se
encontraban en Tacuba y Tacubaya en la ciudad de México, así por ejemplo aquí
en Querétaro en el gobierno de Francisco Gonzales de Cossío, mejor conocido
como el Porfirio Díaz de Querétaro, quien fundamento el privilegio hacia la
clase alta, despreciando y contribuyendo en gran medida a la desigualdad entre
ricos y pobres es muestra de esta lucha de poder entre lo que se había
pretendido como ideal de igualdad y justicia durante el periodo de
independencia y lo que se obtuvo en este periodo de calma porfirista.
ANEGDOTA: “Que las
soldaderas llevaron la peor parte de la Revolución, nos lo dice también el
pintor Juan Soriano. Del mundo intelectual, el único que había dicho que su
madre fue una soldaderas es Soriano.
Amelia Rodríguez soriano, alias la Leona, siguió a Rafael, su marido al norte.
Cerca de torreón, según soriano, las mujeres permanecieron en la retaguardia
junto con los asistentes y la
impedimenta”
Entre
1910 y 1911 el papel que unifico al pueblo pobre y esclavizado por el periodo
porfirista fue el sentido de “tierra y libertad” proclamado por Emiliano
Zapata, así y con la muerte de Madero en la conocida Desena trágica, el pueblo
comprendió que el ideal de justicia no lo iba a subsanar la tan corrompida
democracia porfirista, es por ello que en los movimientos consecutivos, se
integrarían varios movimientos revolucionarios, ya que sería muy pretencioso
decir que la revolución mexicana fue un
movimiento organizado y común, al inicio de la revolución, existían células de
inconformes en la gran mayoría de haciendas, las cuales poco a poco se fueron
unificando en varios bandos de poder, por un lado nos encontramos con los
Villistas y los Zapatistas, aun que también estaban los huertistas y los
maderistas. Es por ello que afirmamos, si bien la revolución mexicana no hizo
como nos dice el escritor español Vicente Blasco Ibáñez, “la revolución mexicana de 1910 como ejércitos compuesto de “ambos
sexos” y no podía decir quién era de mayor valor, las mujeres o los hombres.”[9]
Fue así, como el movimiento revolucionario estuvo encumbrado por hombres y
mujeres que contribuyeron al cambio social de este periodo.
Mientras estos cambios políticos
y sociales ocurrían, las clases acomodadas del porfiriato, continuaban con sus tertulias,
sus bailes en los salones y las
tendencias de las modas francesas y el
gran despilfarro sin preocuparse
realmente por lo que ocurría, sin embargo, los comentarios, los chismes las
habladurías fueron el principal detonante de la división de ideas dentro de las
mismas clases acomodadas que estaban formadas tanto por intelectuales por
clases acomodadas que venían desde la independencia y que habían obtenido una
posición acomodada durante el porfiriato.
LA
FAMILIA ACOMODADA DEL PORFIRIATO Y SU PAPEL DE ESPINAJE INTERNO.
Al
igual que en las monarquías Europeas, en donde el espionaje femenino fue
fecundo y en el cual encontramos la
participación de mujeres como por ejemplo: Louise de Keroualle quien estuvo al
servicio de Luis XVI como espía o como el caso de Milady de Winter, quien
también prestó sus servicios al espionaje europeo de la realeza. Nuestro porfiriato mexicano no es la
excepción, si bien, gran media de las políticas porfiristas estuvieron fincadas
en las bases y en la cuna política
Europea, la burguesía que se
generaría a lo largo de su régimen, no sería la excepción, muchas
intrigas radiaron al gobierno porfirista ya en sus décadas finales, desde 1907
en donde los comisión y la comisión encargada para el centenario de la independencia,
tuvieron mucha discusión no solo para los preparativos, sino por otros asuntos que competían, al
servilismo y a la adulación hacia Porfirio Díaz
y hacia sus superiores en turno. Esta competencia entre los ministros y
encargados del estado, provocó que las intrigas y la corrupción llegaran a los mismos
dirigentes del país. Intrigas que en gran medida fueron de alguna forma
promovidas por las “mujeres” ¿Quiénes? Fungían como esposas, amantes u allegadas de los protagonistas y encargados
del gobierno que en su mayoría, sino es que en su totalidad eran hombres.
Es
entonces, al hacer este análisis que nos damos cuenta que las mujeres si bien, tenemos una gran
habilidad para sacar información confiable e interesante, esta habilidad en más
de una ocasión en la historia, ha tenido un fin político o económico, sin
olvidarnos del papel religioso, es por ello, que muchas de las esposas de los
ministro y consejeros del estado porfirista se encargaban de traer y llevar
chismes interesantes y confiables a sus esposos, quienes a su vez, los
utilizaban para conseguir algo favorable del poder ejecutivo del estado, es así
como grandes enemistades surgieron durante los últimos años del porfiriato y
que comprenden de 1907 hasta la fundación del movimiento reeleccionista con
madero en 1909 y que culminarían con la revolución mexicana de 1910.
Y
como el dicho nos dice “toda forma de
gobierno, comienza por auto destruirse desde sus adentros” la
desaparición de la legitimidad del gobierno porfirista comenzó con las habladurías
y los chismes, los dires y diretes entre consejeros, encargados y la clase acomodada que intentaba escalar puestos más
altos, a costa de todo, no importando las enemistades que se generaran, claro
está, todo esto de la forma, más culta y sociable que se pudiera manejar en el
lenguaje de las familias acomodadas y privilegiadas no solo por las leyes, sino
por los medios de comunicación de aquel entonces. Con el surgimiento del
movimiento revolucionario, muchas de estas mujeres que utilizaban sus dotes y
habilidades para sacarle información a sus contrincantes en turno, se volvieron
acérrimas enemigas de los revolucionarios, esto debido a que la gran mayoría de
mujeres eran católicas y los rebeldes se
oponían a las ideas del clero, tal fue el caso en Querétaro, en donde la gran
mayoría de mujeres de clase alta y media del centro se opusieron a la quema de
los confesionarios de las iglesia de San Francisco y a otros actos
vandálicos (según ellas) como los acontecimientos
que ocurrieron en la fábrica de Hércules durante 1909 en donde
“La fábrica Hércules padeció una
huelga que refleja los primeros movimientos proletarios a causa de sus
precarias condiciones de vida; situación que los llevó a formar las
organizaciones mutualistas y realizar movimientos de protesta.”6 Este tan solo
fue, el comienzo de los cambios políticos que sufriría la ciudad de Querétaro
que durante este periodo había estado en mano del gobernador Francisco Gonzales
de Cossío a quien se le considero durante el porfiriato, como el Porfirio Díaz
de Querétaro.
Tiempo después
de esta huelga, en donde el gobierno actuó conforme la orden de reprimir y
aplacar a los subordinados, sin contar con que, tiempo después esto no sería
así, ya que un años más tarde en 1910 los obreros de esta fabrica cansados de los
maltratos y las marginaciones a las que eran objetos se revelaron y lincharon
literalmente al dueño de la fábrica, este hecho importante, no solo es un dato importante para el acervo
histórico sino que nos da una referencia de los abusos que sufrían las mujeres
en las tabacaleras, la gran mayoría de tabacaleras que existían en nuestro
país, eras puestas en manos de mujeres obreras, quienes no solo sufrían abusos
de explotación, marginación y violaciones.[10]Actos
que culminarían con el levantamiento de los obreros en la fábrica de Hércules
con un desenlace fatal para los empleadores, así mismo y mientras que las
familias pudientes querían conservar su posición social, muchos optaron por
irse del país mientras las revueltas armadas continuaban ocupando más
territorio.
“Yo soy rielera y tengo mi
Juan,
el es mi vida yo soy su querer;
cuando me dicen que ya se va el tren,
adiós mi rielera ya se va tu Juan.
el es mi vida yo soy su querer;
cuando me dicen que ya se va el tren,
adiós mi rielera ya se va tu Juan.
Cuando dice el conductor,
va salir para San Juan,
le llevo su canastita
con la que va a refinar.”[11]
va salir para San Juan,
le llevo su canastita
con la que va a refinar.”[11]
“Los finqueros se hallaban
constantemente a caza de familias indígenas, mano de obra indispensable para
los trabajos de sus fincas, y empleaban los medios más carentes de escrúpulos
para conseguir arrancarlas de sus pueblos y colonias. La posesión de esas
familias era disputado entre los finqueros, como si se tratara de ganado sin
hierro cuya propiedad tratara de
asegurar.”
B. Traven. La rebelión de
los colgados, editorial selector. Página 7
Las
mujeres pobres y su labor de espionaje.
Sin embargo, esta
situación no era la misma para la gran mayoría de mujeres, muchas mujeres
pobres y de escasos recursos fueron las que más contribuyeron al espionaje en
forma, ya no con un interés particular o por poder, sino motivadas por un ideal
que iba más allá de estos intereses y en el cual se encontraba un sueño, este
sueño de libertad que siempre los hombres y las mujeres han perseguido, es así
que mujeres como Adela Velarde Pérez y Valentina Ramírez Avitia, quienes fueron
en este periodo mujeres que contribuyeron a la causa revolucionaria, pero estas
tan solo fueron algunas de las mujeres que contribuyeron a la revolución, las
mujeres revolucionarias se distinguían también en grupos, muchas mujeres eran llevadas
a la bola por sus mismos esposos que morían en el campo de batalla o a los
cuales tenían que seguir incansablemente, otras mujeres por el contrario a las
mujeres casada, decidieron libremente irse con los revolucionarios, otras
fueron secuestradas en los pueblos por los hombres que iban en la revolución,
es por ello que no podemos hablar de una homogeneidad dentro de la revolución
armada de México, había mujeres por ejemplo en las haciendas que respetaban y
horraban a sus patrones, pero no por ello no los traicionarían, y es que muchas
veces el pueblo tiene un sentido no tan limitado como se cree, o al menos para
sus propios intereses personales un ejemplo de esto es el que nos muestran el
caso de Petra Herrera quien es conocida como la coronela “la historia de la
coronela. Quien participo en la batalla
de torreón en 1914 y que lleva por nombre petra herrera, quien comandaba a un
grupo de mujeres y quien no paso a la
historia por los prejuicios del mismo
pancho villa.”[12]
Muchas
de estas mujeres en su gran mayoría de comunidades indígenas, campesinas y
obreras fueron las más aguerridas de los movimientos revolucionarios, muchas de
ellas analfabetas y de escasos recursos, pero que lucharon con las armas que
tenían, todo por un ideal, el más conocido de estos ideales fue el proclamado
por Zapata y que fue el de “tierra y libertad”
otra consigna importante dentro del movimiento de la revolución mexicana
fue la de “sufragio efectivo no reelección” que usaban los carrancistas. Sin
embargo, algunas de las historias si no la gran mayoría de las historias que
nos narran los autores como John red en su libro de México insurgente o B
Traven en La rebelión de los colgados tan solo son un espejo de este México
bárbaro que fue escrito por John Kenneth Turner.
“Para algunas mujeres,
ser soldaderas significaba simplemente
una opción más para ganarse la vida. Otras mujeres – aunque no solían
autodenominarse soldaderas- se unieron a los diferentes ejércitos
revolucionarios para continuar la lucha política que ya habían llevado a cabo
en los años que precedieron a la revolución”[13]
Es
por ello que afirmamos, que las mujeres revolucionarias ocuparon un lugar
preponderante en la cultura social,
política, de este nuevo cambio ideológico en el cual no solo desarrollaban sus
quehaceres domésticos ya que ellas se encargaban de dar de comer a los
soldados, al igual que de conseguir comida y muchas veces en las labores de
enfermería y cuidado de los heridos,
además de sus quehaceres como madres y esposas, es por ello que es importante
señalar que el papel de la mujer cambio radicalmente en la revolución, ya que de
igual forma, se encargaban de seguir las reglas que se encontraban dentro del
batallan al que pertenecían, así bien, cuando alguna de las mujeres que
acompañaba a algún grupo armado perdía a su esposo o compañero no tardaba mucho
en encontrar pareja dentro de la bola, ya que si no lo hacía pronto, era
violada por alguno de los hombres que iban en la bola o era minimizada por las
otras mujeres que iban ahí mismo, esta lucha de poder entre las mismas mujeres,
es un gesto natural de supervivencia, sin embargo pese a lo importante de la
revolución mexicana y su exaltación por muchos historiadores, los crímenes que
se gestaron hacia muchas mujeres víctimas de la revolución mexicana una en
nuestros días han quedado impunes.
De
aquí prosigue lo siguiente, si bien el movimiento revolucionario es uno de los
más importantes en nuestro país, también es uno de los más polémicos ya que con
el resurgen viejos rencores entre conservadores y liberales, que poco a poco
irían transformando do los ideales revolucionarios hasta convertirse en lo que
se conocería como el movimiento cristero,
dejando fuera a las mujeres de los movimientos militares en la década de
los 30. Pese a este desconocimiento, las mujeres revolucionarias dejaron su
huella en la historia, y que a
diferencia de la independencia las carencias, vicios y virtudes de la
revolución, fueron encaminados a movimientos poco organizados y menos
conspiratorios, que confrontaron ideales
encontrados dentro de los mismos líderes de los distintos grupos de poder y
autoridad. Pese a esto las mujeres revolucionarias ya fueran maderistas,
villistas, zapatistas o huertistas eran fieles a la bola en la que se
encontraban, de igual forma para ellas era casi lo mismo, y esto se volvió más
evidente si consideramos que muchas de estas féminas ya fueran maderistas,
huertistas, villistas o zapatistas, no sabían leer o escribir, y que en la
mayoría de los casos decidían seguir a sus esposos antes de ser ultrajadas o
asesinadas en sus pueblos por otros grupos armados o por los mismos federales
del gobierno porfirista.
Tengo mi
par de caballos
para la Revolución
uno se llama el Jilguero
y otro de llama el Gorrión.
para la Revolución
uno se llama el Jilguero
y otro de llama el Gorrión.
Dicen
que los carrancistas
parecen un alacrán,
cuando ven a los villistas
alzan la cola y se van.
parecen un alacrán,
cuando ven a los villistas
alzan la cola y se van.
Sexta y
quinta estrofa del. Corrido rielera.
De igual forma, las
mujeres como espías estaban en los dos bandos, tanto los federales tenían sus
espías como los grupos revolucionarios tenían las suyas, dicha labor de
espionaje se dejo pasar a lo largo de la historia revolucionaria, tal vez por
ese sentimiento machista que tenían los revolucionarios, que permio la
revolución y tiempo después las políticas internas del país con el surgimiento
del PNR, lo cierto es que la labor del
espionaje femenino llego hasta la época de los cristeros, en donde los grupos
femeninos participaron más activamente dentro de las labores de sabotaje y
espionaje contra de Calles y que duraría 3 años 1926 a 1929.
Las
haciendas y la labor de espionaje de las mujeres revolucionarias.
“Las naciones no
son invadidas hasta que ellas mismas se autodestruyen desde dentro”9
Will
Durant
Pero
volvamos al espionaje en la revolución, durante este periodo las mujeres
revolucionarias, fueron nombradas soldaderas, sin embargo la gran mayoría de estas
mujeres aun que tuvieron en sus manos carabinas, muchas de ellas no dispararon un
arma, aun que con el hecho de pertenecer a un grupo armado ya fuera villistas,
zapatistas, maderistas o huertistas, si poseían conocimientos de manejo de
armas y tiro al blanco, de igual forma muchas de estas mujeres pese a que
poseían pocas herramientas de lenguaje y escritura, tenían muy claro porque se
peleaba y que era lo que se pretendía con la revolución,
Y
aun que nuestra revolución está marcada aun hoy con grandes defectos históricos
y omisiones uno de estos es la participación de estas féminas dentro del espionaje encontró su parte aguas
al interior de las haciendas. Las cuales, estaba determinadas por ciertas
jerarquías que iban desde los dueños o finqueros, (terratenientes o caciques
que se encargaban de explotar a los creados, peones y jornaleros) los capataces
que se encargaban de marcar a los jornaleros con hierros calientes en la piel, y quienes se
encargaban de los pagos en las tiendas de raya y los cuales conformaban mafias
de capataces menores o ayudantes que se encargaban de endeudar a los peones,
maltratarlos y hasta matarlos si trataban de escapar, y las mujeres que se encargaban del cuidado
de la hacienda en el interior de la casa grande, ellas estaban también
divididas en labores, según fuera el tamaño de la finca, y en donde encontramos
desde sirvientas, cocineras, mucamas, ayudantes
en general de quehaceres domésticos y las damas de confianza de el
patrón o de la señora de la casa.
Muchas
de estas mujeres eran maltratadas por los patrones de forma tanto física como
sicológicas, es por ello que muchas de estas mujeres compartían un ideal en
común y que era la venganza. Algunas de las haciendas tenían fuertes y bardas
altas lo que en ocasiones era muy difícil para los grupos armados traspasar,
sin embargo fu gracias a la participación de los rebeldes que se encontraban
desde adentro de las haciendas que el triunfo de muchas haciendas fue prospero,
y en algunos de los casos los mismos peones cansados de los abusos de los
caciques y los capataces tomaban la venganza y la justicia en sus propias
manos.
Y
aun que muchos hacendados, con el estallido de la revolución, querían
resguardar y ponerle máxima seguridad a sus propiedades esto no siempre era
posible, ya que muchas veces los mismos trabajadores de las haciendas no
compartían el ideal de los patrones y los capataces, propiciando
enfrentamientos muchas veces armados dentro de las mismas haciendas, lo cual
causo la caída y decadencia de más de
una de las fincas que se encontraban situadas a lo largo de todo el país, en
distintas entidades tal fue el caso de Querétaro, Guanajuato, Celaya, Veracruz,
etc.
Hacienda
de bustillos
La
Hacienda de Bustillos fue locación para las más audaces decisiones en la lucha
contra la dictadura, en la lucha por la reivindicación de los valores civiles
de todos los mexicanos. ¿Acaso no es esto suficiente para que en dicho lugar se
hagan celebraciones grandes para no olvidar la grandeza de nuestro pasado?
“Los jefes políticos, así como todos los otros funcionarios
de la dictadura, se hallaban siempre, naturalmente, del lado de los poderos
finqueros. Cuando se les pedía que despojaran a alguna familia indígena de su
pedacito de tierra, declarándola desprovista de derechos o valiéndose de
cualquier otro medio criminal, inmediatamente lo hacían, dejando a las víctimas
a merced del finquero. Este se encarga de pagar las deudas de la familia y las
multas exorbitantes que se le infligían, por motivos la mayoría de las veces
inexistentes, pero que tenían por objeto ahogarla en deudas de tal manera que
el finquero quedara en posibilidad de adquirir derechos absolutos sobre la
familia y no solo sobre las tierras.”[14]
De igual forma, muchas de las familias que eran
llevadas por los finqueros a las haciendas, eran tratados de la forma más
desleal, gozando los patrones del derecho de pernada, que consistía en que los
matrimonios que se ejercieran dentro de la hacienda, serian consumados como la
prima nocta por el dueño de la finca, es decir, que la primera noche la novia
no pasaría la noche con su esposo sino con el dueño de la hacienda, actos como
estos, fueron proliferando en muchas de las haciendas, actos que provocarían la
traición y el descontento de muchas mujeres trabajador al interior de las
haciendas y de sus esposos, es por esta razón que muchas mujeres durante la
gestión del movimiento revolucionario se unieron a ellos, abriéndoles muchas
veces de forma literal las puertas de las haciendas para que entraran y se
apoderaran de ellas, y otras veces incitando a los hombres que vivían como
animales (marginados y maltratados) para que se revelaran en contra de los
finqueros.
La estrategia de estas mujeres hacia dentro de
las haciendas era fácil hasta cierto punto, esto se debió tal vez a la
facilidad que tienen ellas para las conspiraciones, y por su habilidad para
confrontar posibilidades de deducción, tal vez fueron muchas veces ayudadas por
eso que llamamos sexto sentido femenino, fue así como muchas de estas mujeres
que se habían ganado la confianza de los patrones habían sufrido algún tipo de
maltrato, almacenando en su haber una sed de venganza, muchas veces promovida por
el alto índice de rencor hacia sus patrones, esta sed de justicia las llevo
muchas veces a robarles desde los periódicos, en donde se encontraban noticias
relevantes sobre los rebeldes de otras haciendas que ya habían sido liberadas
por los villistas, zapatistas, huertistas o maderistas y en donde se planteaban
los lugares en donde se estaban gestando la rebelión, la fecha precisa, estos datos los hacían deducir
cuando podrían ser auxiliados por alguno de estos amotinados movimientos, para
así también ellos poder amotinarse desde adentro de las haciendas, pero esta
tan solo era parte de lo que las mujeres de “confianza” hicieron por los
movimientos revolucionarios, la segunda parte de su trabajo era conseguirles a
los jornaleros parque y armas, para que las escondieran ya fuera en su lugar de
trabajo o en las orillas cercanas de este, al igual que comida y otras
herramientas como caballos y monturas.
“Una mujer
vieja, picada de viruela, levantó el brazo y gritó:
“-Todas… ¡Todas
quisiéramos matarte¡
“el cabecilla
retrocedió.
“-¿Todas?.. Pues
todas morirán antes que yo…
“los infantes
comenzaron a amarrarlas, cuatro, cinco o seis en cada aro. Apretaban bien las
cuerdas, ceñían las carnes. En poco tiempo, las sesenta mujeres quedaron atadas
en diez o doce mazos de carne humana, una vertical, otras tiradas en el suelo
como bultos de leña, como barriles. Las soldaderas gritaban, no de dolor, sino
de cólera. No lanzaban ayes, sino insultos. No pedían misericordia, sino
amenazaban una venganza imposible. Y las injurias más secos, más violentas, mas
descarnadas, salieron de aquel hacinamiento de mujeres comprimidas por las
cuerdas”
11
Hasta
aquí, es fácil deducir, que este trabajo de espionaje no era fácil, tenía sus
consecuencias si eran descubiertas, a muchas mujeres que fueron descubiertas
por sus patrones o las castigaban severamente o
simplemente las asesinaban, dependía de la bondad del patrón, otras por
el contrario eran entregadas a los federales quienes se encargaban de los
tormentos para que soltaran la información que conocían o sabían de los
rebeldes a los que presumiblemente querían pertenecer o pertenecía, dado fin al
sabotaje que se presumía controlar por los finqueros por parte de su propios
empleados, sin embargo esto no fue así,
ya que en gran medida los ideales de justicia social, libertad,
igualdad, y no reelección permanecieron hasta los finales de la revolución mexicana.
De
igual forma y como nos dice la investigadora Martha
Eva Rocha Islas “De las Veteranas de
la Revolución en el México posrevolucionario, todavía poco se conoce. Su
imagen se ha estereotipado en las abnegadas y valientes soldaderas, en las
heroínas o en las guerrilleras, pero su participación no se limitó
exclusivamente al sostenimiento de sus hombres y a cuestiones de armas; las
actividades que ellas realizaron en la guerra y fungiendo como espías,
transportando armas y municiones, como agentes confidenciales, enlaces,
correos, propagandistas, fueron sobre todo “tareas clandestinas”.[16]
Esto nos sirve a nosotros para reafirmas
que la participación de las mujeres en este periodo, sirvió en gran medida para
crear estrategias de combate, las mujeres se enteraban de las posiciones del
enemigo y muchas veces esta información les servía a las tropas revolucionarias
para saber ¿Cómo y dónde atacar?
Muchas mujeres de este periodo , fueron tal vez nuestras
tatarabuelas o bisabuelas y a las cuales les toco directamente participar dentro de las fuerzas insurgentes
de la revolución, con las carabinas en sus manos y sus rieles de balas
entrecruzados en el pecho, las
soldaderas mexicanas, grandes espías de la insurgencia tomaron el control del
combate cuando se enfrentaron ellas solas a saquear las haciendas para llevarla
comida a las tropas, en el interior de las haciendas había papeles, periódicos
y otros documentos así como mapas que
les servían a los insurgentes en su lucha, mi bisabuela por ejemplo la mama de
mi abuelo materno participo directamente
en la lucha, ella al igual que su esposo estuvieron participando directamente
en las fuerzas del general Francisco Villa y mi bisabuelo fue Coronel de Villa, participo en la toma de varios
lugares y fue uno de sus más fervientes caudillos, el día que mi bisabuelo se
murió fue enterrado con la vestimenta
oficial del batallón que comandaba con villa.
Es así como las mujeres, soldaderas, Adelitas, villistas,
zapatistas, maderistas y huertistas marcaron la historia con su presencia
ausente y desconocida para nuestra historia, hasta aquí la pregunta es ¿Por qué
se les desconoce de la historia a estas heroínas? Como ya mencionamos
anteriormente la participación de las mujeres culmino en las filas de la
milicia hasta la década de los 30 aun que ya desde 1919 se peleaba por que las
mujeres tuvieran voz y voto dentro de las responsabilidades de igualdad
política y social no fue sino hasta 1953 con el gobierno de Adolfo Ruiz
Cortines quien les otorgo este derecho.
Finalmente podríamos decir,
que la participación de las mujeres a lo largo de la historia de nuestro
país, en los movimientos insurgentes a
dejado una huella profunda, relevante y
polifacética, que a determinado el triunfo no solo en la revolución sino en la
independencia consolidándose en la participación de las mujeres directamente en
labores políticas, sociales y altruistas, tal es el caso de doña Josefa
Vergara, entre otras muchas mujeres importantes que han enmarcado nuestra
historia, como doña Josefa Ortiz de Domínguez, leona vicario, Gertrudis
bocanegra y las revolucionarias que anteriormente mencionamos, que son una
muestra vivida del pasado de nosotras como mujeres, y de nuestra fuerza de
convocatoria en los movimientos armados
de nuestro país. Es así como culminamos este ensayo con el siguiente poema
dedicado a las mujeres que hicieron posibles la revolución mexicana de 1910.
Tu mujer de hierro,
Que con tu carabina y tus trenzas
Fuiste soldadera de nuestra nación.
Defendiste como ninguna,
El derecho de la tierra y la libertad,
Que esta expresa,
En tu rebozo y mandil.
A ti mujer triunfante,
Que como espía comandaste,
Las exactas estrategias,
Para con paz y coraje
Arrebatarle el triunfo
Al enemigo traidor.
A ti fémina revolucionaria,
Mi respeto coronela,
De la insurgencia
Y la revolución.
A ti mujer armada,
Que entregaste en las batallas,
Tu virtud y tu candor.
A ti mujer,
Una oda y mi verso,
Para horrar a dama hermosa
Que participo en la revuelta armada
De la revolución.
AUTORA: SEUDONIMO XOLO XOCHILT ARRIAGA
SANTOYO
[1]
FRACMENTO DE LA CANCION POR LA PAZ Y LAS MUJERES AUTOR GUILLERMO VELAZQUEZ
[2]
Laura Manzanares. Libro: Mujeres espías. Editorial Debate. Primera edición
2008. Página 13
[3]
Ídem cita
[4]
Autora Ana Macías. Título del libro: contra viento y marea: el movimiento
feminista en México hasta 1940
II capítulo del libro: LAS MUJERES Y LA REVOLUCION
MEXICANA. EDITORIAL OLECCION DE LIBROS
DEL PUEG. UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO. PAGINA 41
[5] http://www.elsiglodedurango.com.mx/noticia/118865.juana-gallo-o-una-gran-mentira-del-cine-mexic.html
[6]
LAURA MANZANANERA. MUJERES ESPIAS.
EDITORIAL DEBATE. PAGINA 13
[7] B.traven. la rebelión de los colgados,
editorial say rols. Sexta edición. Página 8
[8]
ELENA PONIATOWSKA, LAS SOLDADERAS. EDITORIAL
FONOTECA NACIONAL INAH,TERCERA REIMPRESION PAGINA 11
[9]
MARY NASH, SUSANNA TAVERA. LAS MUJERES Y LAS GUERRAS. EDITORIAL ANTRAZYT.
PRIMERA EDICION 2003 PAGINA 15
[12]
MARY NASH, SUSANNA TAVERA. LAS MUJERES Y LAS GUERRAS. EDITORIAL ANTRAZYT.
PRIMERA EDICION 2003 PAGINA 259
[13]
IDEM CITA.
[14] B
Traven. La rebelión de los colgados,
editorial selector, segunda reimpresión 2004 página 8
[15]
Elena Poniatowska. Las soldaderas.
Conaculta. Instituto nacional de antropología e historia tercera impresión 2007
pagina 10
[16]
www.upnlapaz.edu.mx LOS ROSTROS ANÓNIMOS DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA ;
LAS MUJERES QUE NO DEJARON HUELLA
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