viernes, 22 de noviembre de 2013

  

EL ESPIONAJE FEMENINO EN LA REVOLUCION MEXICANA.


MUJERES, CARABINAS Y SUEÑOS.
Por la paz y las mujeres.
Que han decidió romper,
 El silencio y ya no ser esclavas de los deberes.
Canten pájaros y vuelen como un puño  de maíz fresco,
Que yo esparciendo amanezco, sobre surcos que hoy nos duelen.
Que los Dioses nos revelen sus enigmáticos seres,
Para descifrar ayeres y conjurar el dolor,
Que sea mi verso una flor,
Por la paz y las mujeres.”[1]


INTRODUCCION
Desde la antigüedad hasta hoy, las féminas han formado parte del amplio universo de los servicios secretos, animadas  por los más diversos motivos, patriotismo o defensa de unos ideales políticos o sociales, ansia de aventura, amor, o sed de venganza, miedo dinero y afán de poder. Algunas ejercieron como agentes secretas en situaciones puntuales, otras se mantuvieron en la clandestinidad durante décadas.”[2]


La revolución mexicana, no solo fue uno de los movimientos masivos más importantes que enmarcaron un cambio social, político, ideológico y material dentro de nuestra historia, sino que además, encumbraron la identidad de nuestra patria sometida a diferentes injusticias raciales, étnicas y de género.
Es así, como durante la revolución se renueva en nuestro país, el espionaje, que ya se encontraba dentro de las filas porfiristas, pero que ahora con los nuevos cambios sociales, pasaría a ser parte importante de las haciendas y de las causas revolucionarias. Por tanto,   “El espionaje, tan antiguo como el ser humano,  innato tanto a hombres como mujeres,”[3] es protagonista de nuestra historia y con el de nuestros hombres y mujeres  atentos a los cambios sociales y políticos de 1910.


Estos cambios, comparados por algunos historiadores, como cambios tan importantes como los que se dieron en la segunda guerra mundial por los grupos opositores de esta, en donde la participación de las  mujeres espías fue relevantes y  quienes no  solo se encargaban de sabotear a los alemanes, otro caso similar es el de la revolución francesa, en la cual también participaron mujeres espías que contribuyeron dramáticamente en la guerra de la bastilla.


Mientras que en nuestro  caso, los papeles fundamentales que desempeñaron las mujeres revolucionarias que contribuyeron a participar activamente en las causas y compromisos de la revolución, estuvieron dividida en dos grandes grupos, las mujeres que participaban dentro del espionaje revolucionario, y las mujeres de clase acomodada que se oponías, es por esto que las mujeres “preparadas y educadas en las escuelas normales y vocacionales, e influenciadas por el incipiente movimiento feminista del porfiriato, se involucraron en la lucha durante varias fases. Un número mucho mayor de mujeres de clase baja, urbana y rural, se vio obligada a participar en la guerra y no tuvo otra opción más que hacerlo activamente, en especial en los aspectos militares de la misma.”[4] Es por ello, importante rescatar a los tipos de mujeres que se gestaron en la revolución mexicana, tales como las soldaderas, las rieleras, las Adelitas, etcétera y dentro de estas la importancia de las mujeres espías en el combate revolucionario. Hasta aquí,  nos damos cuenta, de la importancia de  las mujeres en la historia general mexicana, quienes han jugado un papel imprescindible para el robo de información, durante la  revolución mexicana y en todos los momentos históricos de transformación social, como lo fue en la independencia con mujeres como: Gertrudis Bocanegra, Doña Josefa Ortiz de Domínguez, o Leona Vicario quienes jugaron un papel de espionaje imprescindible para aquel momento histórico de 1810.  Es por ello, que la figura de las mujeres espías en la revolución no podría ser la acepción, las mujeres jugaban un papel muy peligroso de espionaje y contraespionaje que está plasmado en gran parte de nuestro cine mexicano de oro, en donde Pedro Armendáris y María Félix lograron representar en gran medida este emblemático ser de las mujeres revolucionarias, al igual que otras películas y cortometrajes en donde nos muestran el labor de las mujeres revolucionarios no solo como un icono de la libertad e igualdad que perseguían las mujeres de 1910, sino de igual forma de su valor como espías.



Finalmente para comenzar este breve ensayo, consideramos que la figura de la mujer revolucionaria o también llamadas por algunos como “Adelitas” no solamente figuran en nuestra historia por su gran valor, dentro y fuera del campo de batalla, si no de igual por su labor secreta de espionaje, y dentro del mismo existen múltiples crónicas unas más que ciertas que otras, y otras completamente emblemáticas o supuestos ideólogos, uno de los casos que nos habla de esto es el de Juana gallo.

 Según el investigador Flores Muro, Ignacio, en su libro la verdadera Juana Gallo,  “mujer que llevaba el nombre de Ángela Ramos Aguilar debe más su fama a su mote, que a sus hechos. Fue en los tiempos de su educación primaria cuando el cura don José Eugenio Narváez la bautizó con el mote de Juana Gallo, debido a que ya destacaba por bravucona y peleonera, lo que tenía ya impacientado al religioso; por ello, al descalabrar a un compañerito de un pizarra en la cabeza, el cura, harto ya de sus riñas frecuentes, para llamarla al orden, le gritó: "Aplácate, Juana Gallo". Dice Flores Muro que lo de Juana fue por lo común del nombre, y lo de Gallo, por lo brava. Lo cierto es que a partir de ese momento, el apodo de Juana Gallo marcó para siempre la vida de Ángela Ramos Aguilar, y dio lugar a una de las más grandes mentiras y farsas del cine mexicano, estelarizada por María Félix, la actriz que siempre se caracterizó por arquear la ceja de manera arrogante y por su soberbia.[5] Mito o realidad,  las mujeres tuvieron en la revolución un papel importante y como el caso de Juana  Gallo, es preciso investigar la identidad de nuestras mujeres revolucionarias para no caer en estos errores o supuestos históricos, así y bajo estos hechos damos comienzo a nuestro ensayo.  



EL ESPIONAJE FEMENINO EN LA REVOLUCION MEXICANA.
Primera parte las familias en la revolución.

“Mujeres al grito de guerra, que en las alas de la revuelta aguas, dejaste tu honor y te creencia, para llevar el sudor de tu anafre a las filas del combate, hoy aquí Adelita y Rielera, te entregas al corazón de una patria sin fronteras, llevando la luchar con tus cananas y  carabinas, al son de la trompeta peregrina, con tus canastas y rebozos, llevas en tus hombros la esperanza del mañana, guardando en tu silencio, el llanto y el sollozo del grito de libertad ante las fuerzas enemigas.”
Seudónimo: Xolo Xochilt Arriaga Santoyo

 
 





Comenzaremos abordando en este ensayo,  la importancia de la familia y de las mujeres dentro de la familia a finales del porfiriato e inicios de la revolución de 1910, para poder con ello entender mejor el espionaje que se vivía dentro y fuera de las familias tanto en sus clases sociales altas, media, bajas y  proletarias sucintadas por la modernización porfirista en las fabricas y  el desarrollo de estas en las haciendas, en donde los finqueros, eran los que explotaban a los indígenas y campesinas.
Durante este periodo,  el  espionaje comenzó a lustrar sus zapatos de charol, para convertirse en lustros de huaraches de cuero y de pies descalzos y en donde nos encontramos con que el espionajes es intrínseco a la historia de la humanidad y finca su sustento en las mujeres, por algo muy conocido hoy y que nos remite a hablar del chisme, ya que si alguien son buenas para la trasmisión, ocultamiento, y determinar de ¿Cuándo?   ¿Cómo? y ¿Con quien hablar? Para trasmitir esa información son las mujeres.
 Esto, tal vez está determinado por que las mujeres gozan de mayor elocuencia que los hombre, o como nos dice Laura manzanera es porque “desde la antigüedad hasta hoy, las féminas han formado parte del amplio universo de los servicios secretos, animadas por los más diversos motivos: patriotismo o defensa de unos ideales políticos o sociales, ansia de aventura, amor o sed de venganza, miedo, dinero y afán de pode”[6] estos ingredientes, sino es que todos, posibilitaron  en gran parte el triunfo revolucionario.
 Así bien, ya a finales del porfiriato, se incubar una serie de intrigas que se darían dentro del mismo gobierno, impulsadas por el descontento social, por la tiranía y los años de reeleccionismo del gobierno del general Porfirio Díaz, tanto en las clases acomodadas como en las haciendas y llegando a los oídos de los obreros y los peones, el porfiriato había de terminar, sin embargo y aunque el fin del porfiriato estaba en la  vox populi tanto masculina como femenina, las ideas de los gobernantes de aquel periodo que se encontraban en el poder, negaban esta idea, ya casi popular y difundía en las empresas mismas que determinaron cuando entro en conflicto armado México retirar sus divisa (la gran mayoría extranjeras) dejando a México a merced de su destino.
Con el inicio de la revolución mexicana  de 1910 y con el plan de San Luis promulgado por Francisco I  Madero, se dio el primer paso a la libertad en contra de la esclavitud, sin embargo en gran parte del país los hacendados continuaban en muchos pueblos determinando el derecho de pernada entre los campesinos, quienes cada vez más se oponían a determinadas leyes de represión y esclavismo. Como no lo muestra el escritor B Traven en la rebelión de los colgados, en donde es clara la visión de los horrores que se Vivian en las enequeneras y el despojo que hacían los finqueros a los indígenas y campesino. B Traven nos muestra en su libro la historia de una familia tzotzil,   pero esas condiciones de marginación y explotación no era diferente para las demás haciendas que se encontraban en todo México, los terratenientes se oponían a la libertad y embaucaban a los campesinos en los abusos que se cometían en las tiendas de raya, embriagándolos con bebidas de baja calidad y robándoles lo que ganaban.
 


Las mujeres, al igual que los hombres sufrían los abusos de los hacendados, y los que no se encontraban trabajando para las haciendas, eran pobres y vivían condiciones marginales, mientras que eran unos cuantos los que Vivian los lujos y beneficios del porfiriato, si bien, para muchos historiadores, el porfiriato enmarco al inicio los avances tecnológicos e industriales que nuestro país necesitaba después de los años de enfrentamiento, la paz porfirista culminaría en un régimen autoritario y de abusos esclavistas que fundamentaros su decadencia, lo cierto es que si demeritar los hechos y avances porfiristas de la primera parte del gobierno de Díaz, los últimos años, el gobierno en general se descompuso, el abuso del poder en los distintos estados y ranchos fuera y dentro de la capital fue inminente, tal es el caso de las haciendas que se encontraban en Tacuba y Tacubaya en la ciudad de México, así por ejemplo aquí en Querétaro en el gobierno de Francisco Gonzales de Cossío, mejor conocido como el Porfirio Díaz de Querétaro, quien fundamento el privilegio hacia la clase alta, despreciando y contribuyendo en gran medida a la desigualdad entre ricos y pobres es muestra de esta lucha de poder entre lo que se había pretendido como ideal de igualdad y justicia durante el periodo de independencia y lo que se obtuvo en este periodo de calma porfirista.
ANEGDOTA: “Que las soldaderas llevaron la peor parte de la Revolución, nos lo dice también el pintor Juan Soriano. Del mundo intelectual, el único que había dicho que su madre fue una soldaderas  es Soriano. Amelia Rodríguez soriano, alias la Leona, siguió a Rafael, su marido al norte. Cerca de torreón, según soriano, las mujeres permanecieron en la retaguardia junto con  los asistentes y la impedimenta” 


Haciendas en Tacubaya. Creadas en época porfirista.           [8]
Entre 1910 y 1911 el papel que unifico al pueblo pobre y esclavizado por el periodo porfirista fue el sentido de “tierra y libertad” proclamado por Emiliano Zapata, así y con la muerte de Madero en la conocida Desena trágica, el pueblo comprendió que el ideal de justicia no lo iba a subsanar la tan corrompida democracia porfirista, es por ello que en los movimientos consecutivos, se integrarían varios movimientos revolucionarios, ya que sería muy pretencioso decir que  la revolución mexicana fue un movimiento organizado y común, al inicio de la revolución, existían células de inconformes en la gran mayoría de haciendas, las cuales poco a poco se fueron unificando en varios bandos de poder, por un lado nos encontramos con los Villistas y los Zapatistas, aun que también estaban los huertistas y los maderistas. Es por ello que afirmamos, si bien la revolución mexicana no hizo como nos dice el escritor español Vicente Blasco Ibáñez, “la revolución mexicana de 1910 como ejércitos compuesto de “ambos sexos” y no podía decir quién era de mayor valor, las mujeres o los hombres.”[9] Fue así, como el movimiento revolucionario estuvo encumbrado por hombres y mujeres que contribuyeron al cambio social de este periodo.
Mientras estos cambios políticos y sociales ocurrían, las clases acomodadas del porfiriato, continuaban con sus tertulias, sus bailes en los salones y  las tendencias de las modas francesas y  el gran despilfarro  sin preocuparse realmente por lo que ocurría, sin embargo, los comentarios, los chismes las habladurías fueron el principal detonante de la división de ideas dentro de las mismas clases acomodadas que estaban formadas tanto por intelectuales por clases acomodadas que venían desde la independencia y que habían obtenido una posición acomodada durante el porfiriato.


LA FAMILIA ACOMODADA DEL PORFIRIATO Y SU PAPEL DE ESPINAJE INTERNO.
Al igual que en las monarquías Europeas, en donde el espionaje femenino fue fecundo y en el cual  encontramos la participación de mujeres como por ejemplo: Louise de Keroualle quien estuvo al servicio de Luis XVI como espía o como el caso de Milady de Winter, quien también prestó sus servicios al espionaje europeo de la realeza.  Nuestro porfiriato mexicano no es la excepción, si bien, gran media de las políticas porfiristas estuvieron fincadas en las bases y en la cuna política  Europea, la burguesía que se  generaría a lo largo de su régimen, no sería la excepción, muchas intrigas radiaron al gobierno porfirista ya en sus décadas finales, desde 1907 en donde los comisión y la comisión encargada para el centenario de la independencia, tuvieron mucha discusión no solo para los preparativos, sino  por otros asuntos que competían, al servilismo y a la adulación hacia Porfirio Díaz  y hacia sus superiores en turno. Esta competencia entre los ministros y encargados del estado, provocó que las intrigas y  la corrupción llegaran a los mismos dirigentes del país. Intrigas que en gran medida fueron de alguna forma promovidas por las “mujeres” ¿Quiénes? Fungían como esposas, amantes  u allegadas de los protagonistas y encargados del gobierno que en su mayoría, sino es que en su totalidad eran hombres.
Es entonces, al hacer este análisis que nos damos cuenta que  las mujeres si bien, tenemos una gran habilidad para sacar información confiable e interesante, esta habilidad en más de una ocasión en la historia, ha tenido un fin político o económico, sin olvidarnos del papel religioso, es por ello, que muchas de las esposas de los ministro y consejeros del estado porfirista se encargaban de traer y llevar chismes interesantes y confiables a sus esposos, quienes a su vez, los utilizaban para conseguir algo favorable del poder ejecutivo del estado, es así como grandes enemistades surgieron durante los últimos años del porfiriato y que comprenden de 1907 hasta la fundación del movimiento reeleccionista con madero en 1909 y que culminarían con la revolución mexicana de 1910.
Y como el dicho nos dice “toda forma de gobierno, comienza por auto destruirse desde sus adentros” la desaparición de la legitimidad del gobierno porfirista comenzó con las habladurías y los chismes, los dires y diretes entre consejeros, encargados y la clase  acomodada que intentaba escalar puestos más altos, a costa de todo, no importando las enemistades que se generaran, claro está, todo esto de la forma, más culta y sociable que se pudiera manejar en el lenguaje de las familias acomodadas y privilegiadas no solo por las leyes, sino por los medios de comunicación de aquel entonces. Con el surgimiento del movimiento revolucionario, muchas de estas mujeres que utilizaban sus dotes y habilidades para sacarle información a sus contrincantes en turno, se volvieron acérrimas enemigas de los revolucionarios, esto debido a que la gran mayoría de mujeres eran católicas y los rebeldes  se oponían a las ideas del clero, tal fue el caso en Querétaro, en donde la gran mayoría de mujeres de clase alta y media del centro se opusieron a la quema de los confesionarios de las iglesia de San Francisco y a otros actos vandálicos  (según ellas) como los acontecimientos que ocurrieron en la fábrica de Hércules durante 1909 en donde
“La fábrica Hércules padeció una huelga que refleja los primeros movimientos proletarios a causa de sus precarias condiciones de vida; situación que los llevó a formar las organizaciones mutualistas y realizar movimientos de protesta.”6 Este tan solo fue, el comienzo de los cambios políticos que sufriría la ciudad de Querétaro que durante este periodo había estado en mano del gobernador Francisco Gonzales de Cossío a quien se le considero durante el porfiriato, como el Porfirio Díaz de Querétaro.
Tiempo después de esta huelga, en donde el gobierno actuó conforme la orden de reprimir y aplacar a los subordinados, sin contar con que, tiempo después esto no sería así, ya que  un  años más tarde en 1910  los obreros de esta fabrica cansados de los maltratos y las marginaciones a las que eran objetos se revelaron y lincharon literalmente al dueño de la fábrica, este hecho importante,  no solo es un dato importante para el acervo histórico sino que nos da una referencia de los abusos que sufrían las mujeres en las tabacaleras, la gran mayoría de tabacaleras que existían en nuestro país, eras puestas en manos de mujeres obreras, quienes no solo sufrían abusos de explotación, marginación y violaciones.[10]Actos que culminarían con el levantamiento de los obreros en la fábrica de Hércules con un desenlace fatal para los empleadores, así mismo y mientras que las familias pudientes querían conservar su posición social, muchos optaron por irse del país mientras las revueltas armadas continuaban ocupando más territorio.
Yo soy rielera y tengo mi Juan,
el es mi vida yo soy su querer;
cuando me dicen que ya se va el tren,
adiós mi rielera ya se va tu Juan.
Cuando dice el conductor,
va salir para San Juan,
le llevo su canastita
con la que va a refinar.”[11]

“Los finqueros se hallaban constantemente a caza de familias indígenas, mano de obra indispensable para los trabajos de sus fincas, y empleaban los medios más carentes de escrúpulos para conseguir arrancarlas de sus pueblos y colonias. La posesión de esas familias era disputado entre los finqueros, como si se tratara de ganado sin hierro cuya propiedad  tratara de asegurar.”
B. Traven. La rebelión de los colgados, editorial selector. Página 7


Las mujeres pobres y su labor de espionaje.
Sin embargo, esta situación no era la misma para la gran mayoría de mujeres, muchas mujeres pobres y de escasos recursos fueron las que más contribuyeron al espionaje en forma, ya no con un interés particular o por poder, sino motivadas por un ideal que iba más allá de estos intereses y en el cual se encontraba un sueño, este sueño de libertad que siempre los hombres y las mujeres han perseguido, es así que mujeres como Adela Velarde Pérez y Valentina Ramírez Avitia, quienes fueron en este periodo mujeres que contribuyeron a la causa revolucionaria, pero estas tan solo fueron algunas de las mujeres que contribuyeron a la revolución, las mujeres revolucionarias se distinguían también en grupos, muchas mujeres eran llevadas a la bola por sus mismos esposos que morían en el campo de batalla o a los cuales tenían que seguir incansablemente, otras mujeres por el contrario a las mujeres casada, decidieron libremente irse con los revolucionarios, otras fueron secuestradas en los pueblos por los hombres que iban en la revolución, es por ello que no podemos hablar de una homogeneidad dentro de la revolución armada de México, había mujeres por ejemplo en las haciendas que respetaban y horraban a sus patrones, pero no por ello no los traicionarían, y es que muchas veces el pueblo tiene un sentido no tan limitado como se cree, o al menos para sus propios intereses personales un ejemplo de esto es el que nos muestran el caso de Petra Herrera quien es conocida como la coronela “la historia de la coronela.  Quien participo en la batalla de torreón en 1914 y que lleva por nombre petra herrera, quien comandaba a un grupo de mujeres  y quien no paso a la historia por  los prejuicios del mismo pancho villa.”[12]
Muchas de estas mujeres en su gran mayoría de comunidades indígenas, campesinas y obreras fueron las más aguerridas de los movimientos revolucionarios, muchas de ellas analfabetas y de escasos recursos, pero que lucharon con las armas que tenían, todo por un ideal, el más conocido de estos ideales fue el proclamado por Zapata y que fue el de “tierra y libertad”  otra consigna importante dentro del movimiento de la revolución mexicana fue la de “sufragio efectivo no reelección” que usaban los carrancistas. Sin embargo, algunas de las historias si no la gran mayoría de las historias que nos narran los autores como John red en su libro de México insurgente o B Traven en La rebelión de los colgados tan solo son un espejo de este México bárbaro que fue escrito por John Kenneth Turner.
“Para algunas mujeres, ser  soldaderas significaba simplemente una opción más para ganarse la vida. Otras mujeres – aunque no solían autodenominarse soldaderas- se unieron a los diferentes ejércitos revolucionarios para continuar la lucha política que ya habían llevado a cabo en los años que precedieron a la revolución”[13]
Es por ello que afirmamos, que las mujeres revolucionarias ocuparon un lugar preponderante en la cultura  social, política, de este nuevo cambio ideológico en el cual no solo desarrollaban sus quehaceres domésticos ya que ellas se encargaban de dar de comer a los soldados, al igual que de conseguir comida y muchas veces en las labores de enfermería y cuidado de  los heridos, además de sus quehaceres como madres y esposas, es por ello que es importante señalar que el papel de la mujer cambio radicalmente en la revolución, ya que de igual forma, se encargaban de seguir las reglas que se encontraban dentro del batallan al que pertenecían, así bien, cuando alguna de las mujeres que acompañaba a algún grupo armado perdía a su esposo o compañero no tardaba mucho en encontrar pareja dentro de la bola, ya que si no lo hacía pronto, era violada por alguno de los hombres que iban en la bola o era minimizada por las otras mujeres que iban ahí mismo, esta lucha de poder entre las mismas mujeres, es un gesto natural de supervivencia, sin embargo pese a lo importante de la revolución mexicana y su exaltación por muchos historiadores, los crímenes que se gestaron hacia muchas mujeres víctimas de la revolución mexicana una en nuestros días han quedado impunes.
De aquí prosigue lo siguiente, si bien el movimiento revolucionario es uno de los más importantes en nuestro país, también es uno de los más polémicos ya que con el resurgen viejos rencores entre conservadores y liberales, que poco a poco irían transformando do los ideales revolucionarios hasta convertirse en lo que se conocería como el movimiento cristero,  dejando fuera a las mujeres de los movimientos militares en la década de los 30. Pese a este desconocimiento, las mujeres revolucionarias dejaron su huella en la historia,  y que a diferencia de la independencia las carencias, vicios y virtudes de la revolución, fueron encaminados a movimientos poco organizados y menos conspiratorios,  que confrontaron ideales encontrados dentro de los mismos líderes de los distintos grupos de poder y autoridad. Pese a esto las mujeres revolucionarias ya fueran maderistas, villistas, zapatistas o huertistas eran fieles a la bola en la que se encontraban, de igual forma para ellas era casi lo mismo, y esto se volvió más evidente si consideramos que muchas de estas féminas ya fueran maderistas, huertistas, villistas o zapatistas, no sabían leer o escribir, y que en la mayoría de los casos decidían seguir a sus esposos antes de ser ultrajadas o asesinadas en sus pueblos por otros grupos armados o por los mismos federales del gobierno porfirista.
Tengo mi par de caballos
para la Revolución
uno se llama el Jilguero
y otro de llama el Gorrión.
Dicen que los carrancistas
parecen un alacrán,
cuando ven a los villistas
alzan la cola y se van.
Sexta y quinta estrofa del. Corrido rielera.

De igual forma, las mujeres como espías estaban en los dos bandos, tanto los federales tenían sus espías como los grupos revolucionarios tenían las suyas, dicha labor de espionaje se dejo pasar a lo largo de la historia revolucionaria, tal vez por ese sentimiento machista que tenían los revolucionarios, que permio la revolución y tiempo después las políticas internas del país con el surgimiento del PNR,  lo cierto es que la labor del espionaje femenino llego hasta la época de los cristeros, en donde los grupos femeninos participaron más activamente dentro de las labores de sabotaje y espionaje contra de Calles y que duraría 3 años 1926 a 1929.




Las haciendas y la labor de espionaje de las mujeres revolucionarias.
“Las naciones no son invadidas hasta que ellas mismas se autodestruyen desde dentro”9

Will Durant
Pero volvamos al espionaje en la revolución, durante este periodo las mujeres revolucionarias, fueron nombradas soldaderas, sin embargo la gran mayoría de estas mujeres aun que tuvieron en sus manos  carabinas, muchas de ellas no dispararon un arma, aun que con el hecho de pertenecer a un grupo armado ya fuera villistas, zapatistas, maderistas o huertistas, si poseían conocimientos de manejo de armas y tiro al blanco, de igual forma muchas de estas mujeres pese a que poseían pocas herramientas de lenguaje y escritura, tenían muy claro porque se peleaba y que era lo que se pretendía con la revolución,
Y aun que nuestra revolución está marcada aun hoy con grandes defectos históricos y omisiones uno de estos es la participación de estas féminas  dentro del espionaje encontró su parte aguas al interior de las haciendas. Las cuales, estaba determinadas por ciertas jerarquías que iban desde los dueños o finqueros, (terratenientes o caciques que se encargaban de explotar a los creados, peones y jornaleros) los capataces que se encargaban de marcar a los jornaleros con  hierros calientes en la piel, y quienes se encargaban de los pagos en las tiendas de raya y los cuales conformaban mafias de capataces menores o ayudantes que se encargaban de endeudar a los peones, maltratarlos y hasta matarlos si trataban de escapar,  y las mujeres que se encargaban del cuidado de la hacienda en el interior de la casa grande, ellas estaban también divididas en labores, según fuera el tamaño de la finca, y en donde encontramos desde sirvientas, cocineras, mucamas, ayudantes  en general de quehaceres domésticos y las damas de confianza de el patrón o de la señora de la casa.

Muchas de estas mujeres eran maltratadas por los patrones de forma tanto física como sicológicas, es por ello que muchas de estas mujeres compartían un ideal en común y que era la venganza. Algunas de las haciendas tenían fuertes y bardas altas lo que en ocasiones era muy difícil para los grupos armados traspasar, sin embargo fu gracias a la participación de los rebeldes que se encontraban desde adentro de las haciendas que el triunfo de muchas haciendas fue prospero, y en algunos de los casos los mismos peones cansados de los abusos de los caciques y los capataces tomaban la venganza y la justicia en sus propias manos.
Y aun que muchos hacendados, con el estallido de la revolución, querían resguardar y ponerle máxima seguridad a sus propiedades esto no siempre era posible, ya que muchas veces los mismos trabajadores de las haciendas no compartían el ideal de los patrones y los capataces, propiciando enfrentamientos muchas veces armados dentro de las mismas haciendas, lo cual causo la caída  y decadencia de más de una de las fincas que se encontraban situadas a lo largo de todo el país, en distintas entidades tal fue el caso de Querétaro, Guanajuato, Celaya, Veracruz, etc.
Hacienda de bustillos
La Hacienda de Bustillos fue locación para las más audaces decisiones en la lucha contra la dictadura, en la lucha por la reivindicación de los valores civiles de todos los mexicanos. ¿Acaso no es esto suficiente para que en dicho lugar se hagan celebraciones grandes para no olvidar la grandeza de nuestro pasado?
“Los jefes políticos, así como todos los otros funcionarios de la dictadura, se hallaban siempre, naturalmente, del lado de los poderos finqueros. Cuando se les pedía que despojaran a alguna familia indígena de su pedacito de tierra, declarándola desprovista de derechos o valiéndose de cualquier otro medio criminal, inmediatamente lo hacían, dejando a las víctimas a merced del finquero. Este se encarga de pagar las deudas de la familia y las multas exorbitantes que se le infligían, por motivos la mayoría de las veces inexistentes, pero que tenían por objeto ahogarla en deudas de tal manera que el finquero quedara en posibilidad de adquirir derechos absolutos sobre la familia y no solo sobre las tierras.”[14] De  igual forma, muchas de las familias que eran llevadas por los finqueros a las haciendas, eran tratados de la forma más desleal, gozando los patrones del derecho de pernada, que consistía en que los matrimonios que se ejercieran dentro de la hacienda, serian consumados como la prima nocta por el dueño de la finca, es decir, que la primera noche la novia no pasaría la noche con su esposo sino con el dueño de la hacienda, actos como estos, fueron proliferando en muchas de las haciendas, actos que provocarían la traición y el descontento de muchas mujeres trabajador al interior de las haciendas y de sus esposos, es por esta razón que muchas mujeres durante la gestión del movimiento revolucionario se unieron a ellos, abriéndoles muchas veces de forma literal las puertas de las haciendas para que entraran y se apoderaran de ellas, y otras veces incitando a los hombres que vivían como animales (marginados y maltratados) para que se revelaran en contra de los finqueros.

 La estrategia de estas mujeres hacia dentro de las haciendas era fácil hasta cierto punto, esto se debió tal vez a la facilidad que tienen ellas para las conspiraciones, y por su habilidad para confrontar posibilidades de deducción, tal vez fueron muchas veces ayudadas por eso que llamamos sexto sentido femenino, fue así como muchas de estas mujeres que se habían ganado la confianza de los patrones habían sufrido algún tipo de maltrato, almacenando en su haber una sed de venganza, muchas veces promovida por el alto índice de rencor hacia sus patrones, esta sed de justicia las llevo muchas veces a robarles desde los periódicos, en donde se encontraban noticias relevantes sobre los rebeldes de otras haciendas que ya habían sido liberadas por los villistas, zapatistas, huertistas o maderistas y en donde se planteaban los lugares en donde se estaban gestando la rebelión, la  fecha precisa, estos datos los hacían deducir cuando podrían ser auxiliados por alguno de estos amotinados movimientos, para así también ellos poder amotinarse desde adentro de las haciendas, pero esta tan solo era parte de lo que las mujeres de “confianza” hicieron por los movimientos revolucionarios, la segunda parte de su trabajo era conseguirles a los jornaleros parque y armas, para que las escondieran ya fuera en su lugar de trabajo o en las orillas cercanas de este, al igual que comida y otras herramientas como caballos y monturas.


“Una mujer vieja, picada de viruela, levantó el brazo y gritó:
“-Todas… ¡Todas quisiéramos matarte¡
“el cabecilla retrocedió.
“-¿Todas?.. Pues todas morirán antes que yo…
“los infantes comenzaron a amarrarlas, cuatro, cinco o seis en cada aro. Apretaban bien las cuerdas, ceñían las carnes. En poco tiempo, las sesenta mujeres quedaron atadas en diez o doce mazos de carne humana, una vertical, otras tiradas en el suelo como bultos de leña, como barriles. Las soldaderas gritaban, no de dolor, sino de cólera. No lanzaban ayes, sino insultos. No pedían misericordia, sino amenazaban una venganza imposible. Y las injurias más secos, más violentas, mas descarnadas, salieron de aquel hacinamiento de mujeres comprimidas por las cuerdas” 11




Hasta aquí, es fácil deducir, que este trabajo de espionaje no era fácil, tenía sus consecuencias si eran descubiertas, a muchas mujeres que fueron descubiertas por sus patrones o las castigaban severamente o  simplemente las asesinaban, dependía de la bondad del patrón, otras por el contrario eran entregadas a los federales quienes se encargaban de los tormentos para que soltaran la información que conocían o sabían de los rebeldes a los que presumiblemente querían pertenecer o pertenecía, dado fin al sabotaje que se presumía controlar por los finqueros por parte de su propios empleados, sin embargo esto no fue así,  ya que en gran medida los ideales de justicia social, libertad, igualdad, y no reelección permanecieron hasta los finales de la revolución mexicana.

De igual forma y como nos dice la investigadora Martha Eva Rocha Islas “De las Veteranas de la Revolución en el México posrevolucionario, todavía poco se conoce. Su imagen se ha estereotipado en las abnegadas y valientes soldaderas, en las heroínas o en las guerrilleras, pero su participación no se limitó exclusivamente al sostenimiento de sus hombres y a cuestiones de armas; las actividades que ellas realizaron en la guerra y fungiendo como espías, transportando armas y municiones, como agentes confidenciales, enlaces, correos, propagandistas, fueron sobre todo “tareas clandestinas”.[16] Esto nos sirve a nosotros para reafirmas que la participación de las mujeres en este periodo, sirvió en gran medida para crear estrategias de combate, las mujeres se enteraban de las posiciones del enemigo y muchas veces esta información les servía a las tropas revolucionarias para saber ¿Cómo y dónde atacar?

Muchas mujeres de este periodo , fueron tal vez nuestras tatarabuelas o bisabuelas y a las cuales les toco directamente  participar dentro de las fuerzas insurgentes de la revolución, con las carabinas en sus manos y sus rieles de balas entrecruzados en el pecho,  las soldaderas mexicanas, grandes espías de la insurgencia tomaron el control del combate cuando se enfrentaron ellas solas a saquear las haciendas para llevarla comida a las tropas, en el interior de las haciendas había papeles, periódicos y otros documentos así como mapas  que les servían a los insurgentes en su lucha, mi bisabuela por ejemplo la mama de mi abuelo  materno participo directamente en la lucha, ella al igual que su esposo estuvieron participando directamente en las fuerzas del general Francisco Villa y mi bisabuelo fue Coronel  de Villa, participo en la toma de varios lugares y fue uno de sus más fervientes caudillos, el día que mi bisabuelo se murió fue enterrado con  la vestimenta oficial del batallón que comandaba con villa.

Es así como las mujeres, soldaderas, Adelitas, villistas, zapatistas, maderistas y huertistas marcaron la historia con su presencia ausente y desconocida para nuestra historia, hasta aquí la pregunta es ¿Por qué se les desconoce de la historia a estas heroínas? Como ya mencionamos anteriormente la participación de las mujeres culmino en las filas de la milicia hasta la década de los 30 aun que ya desde 1919 se peleaba por que las mujeres tuvieran voz y voto dentro de las responsabilidades de igualdad política y social no fue sino hasta 1953 con el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines quien les otorgo este derecho.
 Finalmente podríamos decir, que la participación de las mujeres a lo largo de la historia de nuestro país,  en los movimientos insurgentes a dejado  una huella profunda, relevante y polifacética, que a determinado el triunfo no solo en la revolución sino en la independencia consolidándose en la participación de las mujeres directamente en labores políticas, sociales y altruistas, tal es el caso de doña Josefa Vergara, entre otras muchas mujeres importantes que han enmarcado nuestra historia, como doña Josefa Ortiz de Domínguez, leona vicario, Gertrudis bocanegra y las revolucionarias que anteriormente mencionamos, que son una muestra vivida del pasado de nosotras como mujeres, y de nuestra fuerza de convocatoria en  los movimientos armados de nuestro país. Es así como culminamos este ensayo con el siguiente poema dedicado a las mujeres que hicieron posibles la revolución mexicana de 1910.


Tu mujer de hierro,
Que con tu carabina y tus trenzas
Fuiste soldadera de nuestra nación.

Defendiste como ninguna,
El derecho de la tierra y la libertad,
Que esta expresa,
En tu rebozo y mandil.

A ti mujer triunfante,
Que como espía comandaste,
Las exactas estrategias,
Para con paz y coraje
Arrebatarle el triunfo
Al enemigo traidor.

A ti fémina revolucionaria,
Mi respeto coronela,
De la insurgencia  
Y la revolución.

A ti mujer armada,
Que entregaste en las batallas,
Tu virtud y tu candor.

A ti mujer,
Una oda y mi verso,
Para horrar a dama hermosa
Que participo en la revuelta armada
De la revolución.


AUTORA: SEUDONIMO XOLO XOCHILT ARRIAGA SANTOYO

 





















[1] FRACMENTO DE LA CANCION POR LA PAZ Y LAS MUJERES AUTOR GUILLERMO VELAZQUEZ
[2] Laura Manzanares. Libro: Mujeres espías. Editorial Debate. Primera edición 2008. Página 13
[3] Ídem cita
[4] Autora Ana Macías. Título del libro: contra viento y marea: el movimiento feminista en México hasta 1940 
II capítulo del libro: LAS MUJERES Y LA REVOLUCION MEXICANA. EDITORIAL  OLECCION DE LIBROS DEL PUEG. UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO.  PAGINA 41
[5] http://www.elsiglodedurango.com.mx/noticia/118865.juana-gallo-o-una-gran-mentira-del-cine-mexic.html
[6] LAURA MANZANANERA. MUJERES ESPIAS. EDITORIAL DEBATE. PAGINA 13
[7]  B.traven. la rebelión de los colgados, editorial say rols. Sexta edición. Página 8
[8] ELENA PONIATOWSKA, LAS SOLDADERAS. EDITORIAL  FONOTECA NACIONAL INAH,TERCERA REIMPRESION  PAGINA 11
[9] MARY NASH, SUSANNA TAVERA. LAS MUJERES Y LAS GUERRAS. EDITORIAL ANTRAZYT. PRIMERA EDICION 2003 PAGINA 15
[12] MARY NASH, SUSANNA TAVERA. LAS MUJERES Y LAS GUERRAS. EDITORIAL ANTRAZYT. PRIMERA EDICION 2003 PAGINA 259
[13] IDEM CITA.
[14] B Traven. La rebelión de los colgados, editorial selector, segunda reimpresión 2004 página 8
[15] Elena Poniatowska. Las soldaderas. Conaculta. Instituto nacional de antropología e historia tercera impresión 2007 pagina 10
[16] www.upnlapaz.edu.mx LOS ROSTROS ANÓNIMOS DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA; LAS MUJERES QUE NO DEJARON HUELLA

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